Parcial y subjetivo | Para empezar pronto

11/01/2013 - 12:00 am

Ya he hablado sobre los propósitos de año nuevo. Existe una necesidad por mejorar en algunos aspectos de la vida. Entre ellos la lectura, claro está. De ahí que muchos decidan, cada inicio de año, leer más. Este propósito puede estar truqueado. La cantidad no es el único parámetro a la hora de sentarse en el sillón favorito y abrir las páginas de un libro. De entrada, porque no es lo mismo leer una novela buena que una mala o contar de igual forma a una de 800 páginas que a otra de apenas un centenar. El propósito, entonces, debería ser leer mejor, con mayor conciencia, permitirse el abandono que sólo ofrece la literatura. Sin embargo, aunque la intención es buena, resulta difícil medirla. ¿Cómo le hace uno para proponerse leer mejor que el año anterior? De ahí que sea comprensible la cuantificación. Si se lee más, en una de ésas también se encontrarán mejores cosas, simple probabilidad. Además, los lectores sabemos que el vicio se inocula leyendo, como cualquier otro. Se vuelve plausible el propósito.

De ahí que decida sumarme a las filas de todos aquellos que se propusieron incrementar la cantidad de lecturas. Sé por experiencia docente que, en ocasiones, los grandes libros se ven como un árido camino cuesta arriba; justo lo contrario de lo que se desea. Así que integro esta lista con cinco novelas breves. Si bien es cierto que todas ellas tienen la calidad suficiente como para entretenerse un buen rato en análisis y derivaciones cultas, también lo es el hecho de que se pueden leer rápido, resultan entretenidas, atrapan en las primeras páginas y, sobre todo, son un aliciente para leer más. Como nos sucede a muchos cuando estamos frente a una tarea larga, cumplir metas parciales con prontitud motiva a continuar. Considero que estas novelas son un excelente punto de partida para aumentar la cantidad de libros que se leerán este año sin detrimento por la calidad.

La piedra de la paciencia

Una mujer está en la misma habitación que su esposo. Él se encuentra en estado vegetativo. La causa es una bala alojada en su nuca. Él es una víctima de la Guerra Santa en Afganistán. Mientras ella lo cuida, alimentándolo con agua salada, se va quejando de su vida. Afuera, los disparos de la guerra se continúan. La desolación va rodeándolos. Sin embargo, ella permanece al lado de su marido, como buena mujer musulmana. Conforme pasa el tiempo, ella encuentra en él al interlocutor que nunca tuvo. Así va dando cuenta de su existencia, le va reprochando sus acciones, la decisión de participar en una guerra sin sentido. Atiq Rahimi consigue una narración intimista a través de un lenguaje casi poético. Pese a la cadencia de las palabras, el final resulta tan impredecible como perturbador.

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El túnel

El amor y el desamor suelen ser responsables de las más intensas pasiones. Los impulsos que puede desencadenar una obsesión amorosa son incontrolables. Tal es el caso de Juan Pablo Castel. Desde el principio sabemos, por su propia voz, que ha asesinado a María Iribarne. Él es un pintor que la descubre observando un pequeño detalle en uno de sus cuadros. A partir de ese momento, comienza a perseguirla porque está convencido de que ella sabe mirar como nadie más. Ella le abre la puerta de su vida, se deja conquistar y perseguir. Sin embargo, María esconde secretos que, conforme Castel los desvela, van llevándolo casi hasta la locura. Pese a que ha sido la tónica de toda su relación, no tolera el misterio que lo separa de María, sus ausencias y sus silencios. Ernesto Sabato consigue, en esta breve novela, abordar el límite que vuelve enfermizas a las obsesiones.

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El extranjero

Mersault ha perdido a su madre. No está seguro de cuándo ha sido, ayer, quizá antier. Sin embargo, acude al velorio. A lo largo de la ceremonia no llora ni muestra dolor. Si acaso, cierta preocupación por el café que tomará. Este personaje de Camus es lo más cercano que existe a la indiferencia absoluta. Parece no existir pasión alguna que alimente su vida. Pero, durante un viaje de esparcimiento, mata a un árabe en la playa. Las razones se agrupan en el terreno de lo absurdo. Nada justifica el que haya sacado un arma y disparado. Ni siquiera el calor o esos destellos luminosos que, literalmente, lo cegaron. Pese a no sentir remordimiento alguno, aceptará la condena en su contra. Albert Camus escribió una breve novela que nos permite adentrarnos en una psicología tan compleja que parece simple: la del hombre a quien no le interesa nada. Para volverlo más contundente, la narración discurre por completo en primera persona. De forma tal que es imposible sustraerse del pensamiento de este asesino que, si acaso, se dejó llevar por sus emociones una sola vez en la vida.

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Así que Usted comprenderá

Uno de los mitos fundantes de la literatura es el de Orfeo y Eurídice. En él se narra cómo Orfeo, desesperado por la muerte de Eurídice, decide bajar por ella al Inframundo. A lo largo del camino tiene que superar pruebas y vencer enemigos ayudado por el poder de su música que tiene la capacidad de conmover a cualquiera. Tan es así que Hades y Perséfone le conceden la gracia de que vuelva con Eurídice con la única condición de no volver la vista durante todo el camino. Si lo hiciere antes de que el sol los iluminase, entonces ella regresaría de manera irremediable cosa que, de hecho, sucederá. Pese a que la historia original es griega, hay múltiples versiones de la misma. Claudio Magris ha escrito una novela en la que altera la óptica del mito. De entrada, todo es contado desde la perspectiva de la mujer. Entonces se vuelve un argumento irrefutable a la hora de ejercer su derecho a decidir. Una de esas reescrituras que da cuenta de la historia original y la actualiza de forma impecable.

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La enfermedad

Andrés Miranda es un médico frío que siempre ha sostenido que el paciente merece saber la verdad de su estado. Sin embargo, cuando mira los estudios que le hicieron a su padre, no sabe cómo comunicarle la noticia. Él tiene cáncer terminal con metástasis. Es poco el tiempo que le queda de vida. Además, la relación entre ellos es compleja, sobre todo, tras la muerte de la madre. Así que se niega a darle el diagnóstico, ocultándose tras una secretaria eficiente que desvía las llamadas. Pero eso no puede durar para siempre. Así que Andrés decide llevarse a su padre de viaje al mismo lugar a donde él lo llevó cuando murió su madre. Ahí se verá cómo la relación va adquiriendo nuevos matices hasta el momento en que llegue la noticia. Es un relato de Alberto Barrera Tyszka donde la intensidad surge de las emociones de dos personajes y sus problemas para comunicarse.

Estas novelas tienen méritos probados. El factor común entre ellas no sólo es la extensión sino la profundidad que alcanzan los personajes en tan pocas páginas. Lograrlo es algo que sólo consiguen unos cuantos escritores. De ahí que bien valga la pena iniciar el recorrido hacia la meta con ellos. Sobre todo, para aquéllos que, habiéndose propuesto incrementar el número de lecturas, no tienen una clara línea de acción. Así pues, valga un inicio cuantitativo cargado de calidad.

Jorge Alberto Gudiño Hernández
Jorge Alberto Gudiño Hernández es escritor. Recientemente ha publicado la serie policiaca del excomandante Zuzunaga: “Tus dos muertos”, “Siete son tus razones” y “La velocidad de tu sombra”. Estas novelas se suman a “Los trenes nunca van hacia el este”, “Con amor, tu hija”, “Instrucciones para mudar un pueblo” y “Justo después del miedo”.
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